Cuando nació lo supe. Tenía la certeza
de que un día iba a crecer y se convertiría en una jovencita. Hoy es una
realidad. Llega a sus quince años y la veo alta, inmensa.
Le falta madurez es cierto, eso vendrá
en un tiempo no muy lejano. Tiene sueños mi niña, desde muy pequeña la han
acompañado: un día quiso ser ama de casa con eso no tenía que estudiar tanto,
en otro momento iba a ser exploradora e integró el equipo municipal de
exploración y campismo que representó a Santiago ese año en la competencia
nacional.
Hoy quiere ser modelo, diseñadora, maestra de inglés, peluquera… tal vez esos sueños se realicen. La dejo soñar total eso no cuesta nada. Le explico tantas cosas de la vida que a veces creo la aburro y la aturdo un tanto.
Quiero que lo que haga le dé
placer en este mundo tan lleno de tecnologías y...
Por lo pronto ya son quince años
y sus sueños la siguen acompañando tal vez en otro momento me toque escribir
sobre su profesión... No sé... Ya nos veremos...