jueves, 12 de febrero de 2015

Las mascotas, esos seres increíbles…



Siempre he tenido preferencia por los animales. Me molesta y mucho que los maltraten delante de mí, hasta la más insignificante criatura me llama la atención al punto que en mi familia muchos creyeron me haría veterinaria.
He tenido las más variadas especies de animales como mascota o animal de compañía, caballos, puercos, chivos, gallinas, perros, gatos… En fin como pueden ver (o mejor leer) casi completo un zoológico.
Pero ¿por qué les cuento todo esto? Sencillo este año 2015 empezó mal muy mal para mis mascotas. Los dos pequeños diablillos que estuvieron ahí en mi  vida se enfermaron mortalmente para dejarme un gran vacío difícil de llenar (los perros Nene y Diana). Pasaron solo unos días y la gata “Linda” quien vivió más de ocho años también decidió ¿irse?.
A Nene, el perro mayor lo adopté. Si adoptado porque mío no era tenía su dueña. Pero tal parece que ellos presienten y adivinan el cariño verdadero de dónde llega y lo retribuyen con más cariño y amor.
Estuvo conmigo casi tres años, todavía recuerdo aquella madrugada fatídica del 25 de octubre de 2012 cuando la familia tuvo que abandonar la casa para resguardarnos en sitio seguro del huracán Sandy él entre todos, fueron horas interminables las del furioso fenómeno y ahí de pierna en pierna iba el animalito indefenso sin saber qué sucedía mas de pláceme por los arrullos recibidos.
Pasó el tiempo y llegó la hora de buscarle pareja al “salchicha regordete” que a decir de una amiga era un “mortadello” en alusión a su hermoso cuerpo… Llegó la novia ideal y con ella la descendencia, mejor dicho “Diana”.
Una perrita salchicha: caprichosa, inquieta y muy amorosa que encantaba de solo mirarla, hacía de las suyas debajo de una cómoda, un asiento o el lugar menos insospechado del patio trasero llevándose lo mismo un zapato, una media que una prenda de vestir mal situada para jugar o enrollarse y dormir plácidamente…
Fueron pasando los días y estos dos animales cual padre e hija vivían en armonía total y rodearme de una paz sin igual. Lo dije desde el inicio los animales me encantan y suelen dejarme ese regusto de paz y sosiego que necesito cuando más estresada me siento.
Ahora mis días transcurren sin ellos con el dolor que provoca su ausencia. Gracias a la tecnología que hoy tenemos puedo disfrutar de estas imágenes que me los devuelven una y otra vez para tenerlos presentes para siempre porque las mascotas son unos seres increíbles.