Siempre
he tenido preferencia por los animales. Me molesta y mucho que los maltraten
delante de mí, hasta la más insignificante criatura me llama la atención al
punto que en mi familia muchos creyeron me haría veterinaria.
He
tenido las más variadas especies de animales como mascota o animal de compañía,
caballos, puercos, chivos, gallinas, perros, gatos… En fin como pueden ver (o
mejor leer) casi completo un zoológico.
Pero
¿por qué les cuento todo esto? Sencillo este año 2015 empezó mal muy mal para
mis mascotas. Los dos pequeños diablillos que estuvieron ahí en mi vida se enfermaron mortalmente para dejarme
un gran vacío difícil de llenar (los perros Nene y Diana). Pasaron solo unos
días y la gata “Linda” quien vivió más de ocho años también decidió ¿irse?.
A
Nene, el perro mayor lo adopté. Si adoptado porque mío no era tenía su dueña. Pero
tal parece que ellos presienten y adivinan el cariño verdadero de dónde llega y
lo retribuyen con más cariño y amor.
Estuvo
conmigo casi tres años, todavía recuerdo aquella madrugada fatídica del 25 de
octubre de 2012 cuando la familia tuvo que abandonar la casa para resguardarnos
en sitio seguro del huracán Sandy él entre todos, fueron horas interminables
las del furioso fenómeno y ahí de pierna en pierna iba el animalito indefenso
sin saber qué sucedía mas de pláceme por los arrullos recibidos.
Pasó
el tiempo y llegó la hora de buscarle pareja al “salchicha regordete” que a
decir de una amiga era un “mortadello” en alusión a su hermoso cuerpo… Llegó la
novia ideal y con ella la descendencia, mejor dicho “Diana”.
Una
perrita salchicha: caprichosa, inquieta y muy amorosa que encantaba de solo
mirarla, hacía de las suyas debajo de una cómoda, un asiento o el lugar menos
insospechado del patio trasero llevándose lo mismo un zapato, una media que una
prenda de vestir mal situada para jugar o enrollarse y dormir plácidamente…
Fueron
pasando los días y estos dos animales cual padre e hija vivían en armonía total
y rodearme de una paz sin igual. Lo dije desde el inicio los animales me
encantan y suelen dejarme ese regusto de paz y sosiego que necesito cuando más
estresada me siento.
Ahora mis días transcurren sin ellos con el dolor que
provoca su ausencia. Gracias a la tecnología que hoy tenemos puedo disfrutar de
estas imágenes que me los devuelven una y otra vez para tenerlos presentes para
siempre porque las mascotas son unos seres increíbles.