Songo
– La Maya, 3 de oct.- Si Matthew el huracán, ese que se engorda por el Caribe
ahora mismo pudiera escucharme le pediría que por favor no maltratara mucho a
mi pueblo.
Con
Sandy aprendimos los songomayenses de más de 30 años qué cosa era un ciclón.
Fueron horas interminables de sonidos horrendos, una madrugada terrible,
infernal y un amanecer desolador…
Quizá
si le pido eso con vehemencia él, Matthew, me miraría con ojos piadosos y por
lo menos aflojaría algo su brutal fuerza. Lo que sí es una realidad es que él,
Matthew, anda por el Caribe engordando y haciéndose más fuerte. Es una amenaza
real y que la tendremos que enfrentar como el mayor de los retos para vencer.
Lo
que Matthew a lo mejor ni imagina es que aquí lo esperamos, ya siento ansiedad,
desespero y hasta deseos que llegue entre y se vaya urgente que no me mire a la
cara.
Para
mí siempre será un visitante no grato por tanto lo abofetearía en el rostro sin
piedad y sé que la mayoría de mis coterráneos me acompañarían para darle una
bofetada gigantesca hasta hacerlo pedir perdón por venir sin ser invitado, por
los destrozos, por los traumas y por todo lo malo que nos pueda dejar.
Pero si de verdad Matthew
me dejara hablarle le diría en buen cubano que vaya pal ca… de mi Cuba…